

Por: Redacción
Este 5 de mayo se conmemora el Día Internacional de la Enfermedad Celíaca (EC), una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones internacionales para generar conciencia sobre esta enfermedad autoinmune y promover la inclusión alimentaria de quienes la padecen. La celiaquía se activa cuando una persona genéticamente predispuesta ingiere gluten, desencadenando una respuesta inmunológica que daña las vellosidades del intestino delgado. Esta afectación impide la correcta absorción de nutrientes esenciales como hierro, calcio y vitaminas del complejo B, con consecuencias significativas para la salud.
La complejidad de la celiaquía radica en la variabilidad de sus síntomas. Pueden manifestarse como diarrea crónica, distensión abdominal, pérdida de peso o apetito, anemia, cansancio frecuente y dolor abdominal. En algunos casos, los síntomas son tan leves que pasan desapercibidos, mientras que en otros pueden confundirse con otras afecciones digestivas. Otros signos, menos comunes pero igual de importantes, incluyen cambios de humor o irritabilidad, caída del cabello o uñas débiles, aftas bucales y, en niños, retraso en el crecimiento.
Ante la sospecha de celiaquía, la consulta con un médico gastroenterólogo o especialista en enfermedades digestivas es fundamental. El autodiagnóstico y la automedicación son extremadamente peligrosos y deben evitarse. Un diagnóstico preciso, que puede implicar análisis de sangre y una biopsia intestinal, es crucial para iniciar el tratamiento adecuado, que consiste principalmente en una dieta libre de gluten de por vida. El objetivo es no solo controlar los síntomas, sino también prevenir las complicaciones a largo plazo asociadas a la mala absorción de nutrientes.
En Argentina, las estadísticas indican que 1 de cada 167 personas adultas son celíacas, mientras que en niños la prevalencia asciende a 1 de cada 79, y si se discrimina por género, los datos indican que la frecuencia de la EC en mujeres es entre dos y tres veces mayor que en los hombres.
Convivir con la celiaquía requiere un cambio de estilo de vida, principalmente en la alimentación, pero con la información y el apoyo adecuados, se convierte en una rutina manejable. La clave reside en una dieta 100% libre de gluten, eliminando trigo, avena (no certificada), cebada y centeno (TACC). Es fundamental buscar productos certificados "Sin TACC" y leer atentamente las etiquetas, evitando la contaminación cruzada al cocinar o comer fuera de casa.
Además de la dieta, los controles médicos regulares son esenciales para monitorear el estado nutricional y la recuperación intestinal. En niños, el seguimiento del crecimiento y desarrollo es particularmente importante. El único tratamiento efectivo para la celiaquía es la estricta adhesión a una dieta sin gluten de por vida. Esta medida permite aliviar los síntomas, prevenir complicaciones a largo plazo y mejorar significativamente la calidad de vida. Afortunadamente, la creciente variedad de productos sin gluten y las campañas de concientización facilitan cada vez más la inclusión y el acceso a una alimentación segura para celíacos.