jueves 05 de junio de 2025 - Edición Nº66

Comunidad | 3 jun 2025

Una deuda social que persiste

A 10 años del primer Ni Una Menos: lo que cambió, lo que no alcanza

A una década del primer grito colectivo, seguimos reclamando justicia y compromiso real.


Por: Samantha Krause

El 3 de junio de 2015, miles de mujeres salimos a la calle bajo una misma consigna: Ni Una Menos. Lo hicimos para decir basta. Basta de femicidios, de violencia, de impunidad. Pasaron diez años y seguimos gritando lo mismo. Porque todavía nos siguen matando.

En estos años se conquistaron derechos, se construyeron redes de acompañamiento, se impulsaron leyes y se lograron políticas públicas que antes parecían imposibles. Pero también se multiplicaron los discursos de odio, los recortes en áreas sensibles y el desfinanciamiento de los espacios que cuidan y acompañan. Hoy, en pleno 2025, hay quienes creen que la violencia de género “no existe”. Hay quienes la niegan. O, peor aún, la justifican.

Roque Pérez no es una excepción. Nuestra comunidad también fue atravesada por el dolor. También acá hubo mujeres asesinadas por varones que usaron la violencia para imponer poder y miedo. También acá hubo familias rotas, infancias marcadas, mujeres que no volvieron. También acá hubo silencio.

Y también hubo organización. Nos encontramos. Salimos a la calle. Reclamamos justicia. Abrazamos a quienes no podían más. Visibilizamos lo que se quiso ocultar. Acá también hubo lucha. Y la sigue habiendo.

Por eso hoy no alcanza con recordar. Hay que volver a decirlo, con todas las letras: Ni Una Menos. No como consigna vacía, sino como compromiso cotidiano. Porque mientras haya mujeres que no encuentran respuestas, que no pueden denunciar, que no logran salir de situaciones de violencia por falta de apoyo real, seguimos teniendo una deuda.

Una deuda del Estado, de la Justicia, de la sociedad toda.

La lucha no es una bandera para levantar una vez al año. Es una práctica que se construye con acciones concretas: educación, acompañamiento real, justicia con perspectiva de género, acceso al trabajo, redes comunitarias vivas. Y, sobre todo, decisión política.

No necesitamos que nos digan que somos valientes.
Necesitamos que no falte ninguna más.
Que no tengamos que explicarle a una nena por qué mataron a su mamá.
Que no tengamos que consolar a una abuela rota, a una hermana llena de bronca.

Necesitamos que se haga lo que hay que hacer. Que se cumpla la ley. Que nos crean.

Vamos a seguir luchando hasta que los violentos y los femicidas estén donde tienen que estar: presos. Hasta que la vergüenza cambie de lugar y la carguen ellos, no las mujeres que sobrevivieron.

En memoria de las mujeres víctimas de femicidio en Roque Pérez.

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias