martes 20 de mayo de 2025 - Edición Nº50

Comunidad | 15 may 2025

El adiós a un almacenero entrañable

Hasta siempre, Don Tito

Loreto “Tito” Calvo fue más que un vecino querido: fue un símbolo viviente del amor por la tierra, la historia y las costumbres de Roque Pérez. Desde su almacén "El Gramiyal", sembró afectos y abrió las puertas de nuestra identidad a quienes nos visitaban. Hoy, lo recordamos con profunda gratitud y emoción, a través de estos versos escritos por Rubén Feit, que nacen del alma del pueblo.


Por: Redacción

Con profundo pesar despedimos a Loreto Higinio Calvo, más conocido por todos los roqueperenses como "Tito", un hombre que supo ganarse el cariño de los vecinos a fuerza de trabajo, generosidad y amor por su tierra.

Desde su entrañable almacén "El Gramiyal", Tito fue mucho más que un anfitrión: fue un verdadero embajador de nuestra cultura, del turismo local, y un guardián de las tradiciones . Su calidez, su hospitalidad y su mirada franca quedarán grabadas en la memoria de quienes tuvieron la dicha de conocerlo, compartir un mate o simplemente recibir su saludo al pasar.

Hoy, su partida deja una profunda tristeza en toda la comunidad. Pero también nos deja el ejemplo de una vida vivida con sentido y entrega.

A continuación, compartimos un emotivo homenaje en versos, escrito por Rubén Feit, quien con palabras sencillas y sentidas despide a este gaucho entrañable que ya es parte del alma de Roque Pérez.

Te fuiste viejito gaucho

La verdad que no hay consuelo

La pucha que triste estoy

Que hasta me cuesta creerlo

Triste porque ya el camino

No tendrá tu estampa viejo

Ya no se verá el saludo

De don tito en el sendero

Siempre de sonrisa franca

Amable ,gaucho y sincero

Te fuiste y la pena es grande

Hay un dolor en el pueblo

Están muy tristes tus hijos

Veo muy triste tus nietos

Se fue de viaje el tatita

Se fue de viaje el abuelo

Le dio un beso a la Susana

Y se encaminó en un vuelo

Te está esperando el Facundo

Para abrazarte en el cielo

Perdió un gaucho mi Argentina

Uno de esos verdaderos

Quién no tenía maldades

Era un hombre de los buenos

Si habrá andado los caminos

De a caballo o camionero

Si habrá recibido gente

Tan amable y predispuesto

Que no habrá turista alguno

Que no haya querido al viejo

Te fuiste hermano querido

Dios te a llamado en silencio

Tal vez porque tu Facundo

Te extrañaba allá en el cielo

Seguro que en esa estancia

Donde aura está de puestero

Le hacía falta su compinche

Su padre ,amigo y ladero

Anda tranquilo viejito

Que acá te recordaremos

Te fuiste viejito gaucho

La verdad que no hay consuelo

Me costará en las mañanas

Poder pasar y no verlo

Con esa estampa genuina

Hombre de campo ,un maestro

Del arte de la gauchada

Del trabajo ,del esfuerzo

Y sobre toda las cosas

Un buen padre y buen abuelo

Anda tranquilo viejito

Que acá te recordaremos

Hoy te extraña el gramiyal

Tu lugar, tu lindo puesto

Hoy te extraña el gaucho gil

Tu burrito tan campero

Tu caballito te espera

Igual que tu criollo perro

Tu tractor y tu carrito

También lloran en silencio

Anda mi viejito gaucho

Prende un fogón en el cielo

Asentaré sobre el lomo

De tu compinche el lucero

Prepárate un cimarrón

Junto a tu hijo el puestero

Que ya en alguna ocasión

Yo también iré a ese puesto

A compartir con ustedes

Unos cuantos de mis versos.

Así, entre recuerdos, silencios y versos, despedimos a Tito, el querido almacenero de El Gramiyal. El campo, los caminos y la historia de Roque Pérez lo nombrarán por siempre.

Porque hay personas que no se van: se quedan en lo vivido, en lo sembrado, en el corazón de su gente.

Gracias, Tito, por tanto.

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